Fin de Curso Grupo C. Por Emilio Fernández Gálvez (25 junio 2010.)

Cuando llega el fin de curso, desde pequeñito, siento una alegría inmensa. Y es una tontada. Han tenido que pasar nosecuantos años para darme cuenta de que es una mala noticia que acabe el curso; ello es indicativo de que ha transcurrido un año más de nuestra vida.

Cuando se ve el final del camino mucho más cerca, cada minuto que pasa se nos hace más terrible. Hoy vemos con pavor el transcurso del tiempo, y no se puede parar. Podemos parar el reloj, darle un golpe hasta que aparezcan sus tripas en forma de ruedas y muelles retorcidos. Se parará ese artefacto, pero el tiempo, inexorable, sigue “erre” que “erre”..

Pro el caso es que, siguiendo la tradición, teníamos que festejar este evento. Nos pusimos de acuerdo para el viernes día 18 de junio hacer un almuerzo en condiciones. Diego y Adela se ofrecieron para cocinar un CALDERO DE PESCADO, FIDEOS APARTE. Mi mujer, que tiene una casa hasta cierto punto grande, ofreció la casa. Y así lo hicimos. Nos reunimos los cocineros y los anfitriones. Una olla por aquí y una sartén por allá se armó la refriega. Cuando las cosas se hacen con cariño a la fuerza salen bien.

Fueron viniendo los compañeros de clase (los que pudimos avisar) y, entre ellos nuestros buenos amigos los belgas Mutchel y Berenice, y comenzamos a hacer brindis y a beber nuestros vasos de vino, la cerveza y la sin alcohol y así fuimos haciendo tiempo para que el pescado y los fideos estuviesen en su punto.

La verdad es que el hecho de reunirse fuera de clase y con unas viandas tan exquisitas es como para que nos quede el recuerdo de algo agradable y placentero. Luego la presencia de nuestro querido maestro (no me gusta lo de profesor) fue un toque de prestancia y armonía a tan extraordinario encuentro. Si encima de ser un gran maestro es un excelente fotógrafo, pues “miel sobre hojuelas”

Ojala el próximo curso estemos al menos como éste.

Gracias Antonio y gracias también a Diego y Adela.

Emilio Fernández Gálvez (25 junio 2010.